¡Hay días en que siento que voy a perder la cabeza! ¿Alguna vez te ha pasado esto? A mi sí. Es como que nada te sale bien y todo parece estar en tu contra.
He tenido que aprender de que Dios verdaderamente me ama y está a mi favor -y tengo noticias para ti... ¡Él te ama a ti también y quiere demostrártelo!
En su carta a los creyentes en Éfeso, el apóstol Pablo los anima diciendo, “Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder. Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firme contra todas las estrategias del diablo. Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso…” Efesios 6:10-12 NTV
El apóstol Pablo dice que nuestra batalla no es contra carne y hueso sino con espíritus malignos. ¿De qué manera batalla el diablo contra nosotros? El diablo (el adversario) batalla con nosotros por medio de nuestros pensamientos.
El salmista, en varias ocasiones, se decía a sí mismo: “¿Porque te desanimas, alma mía? ¿Por qué te inquietas dentro de mí?” En otras palabras, él se estaba animando a su alma, corrigiendo sus emociones y sus pensamientos. Él se decía así mismo, “Espera en Dios, porque aún debo alabarle. ¡Él es mi Dios! ¡Él es mi Salvador!” Y en otra ocasión, animándose, asimismo, dice: “¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones!” véase Salmo 42, Salmo 43 y Salmo 103 NTV
Un día, cuando aún era un joven pastor, el salmista fue enviado, por su padre, a que le llevara comida a sus hermanos que se encontraban frente a las tropas enemigas de Israel, los filisteos. Los filisteos tenían a un campeón que le llamaban, Goliat. Este hombre era un gigante en estatura y se burlaba a diario del Dios de Israel y de su ejército. ¿Alguna vez te has sentido así -cómo que el desafío es tan grande y que se burla de ti a tu cara? 1 Samuel 17
Al escuchar las palabras de este gigante, el pastorcito se llenó de indignación y empezó a preguntar, "¿Qué recibirá el hombre que mate al filisteo?" Fue tanta la conmoción que creó que fue llevado al rey, Saul, la cual le pregunto, “David, ¿estás bien de la mente? ¿Cómo vas a enfrentar a ese gigante si no tiene ningún entrenamiento de batalla?” David, este joven pastor, pensó en la muchas veces que Dios lo había protegido y le había dado la victoria sobre el oso y león mientras el cuidaba de sus ovejas. David hizo memoria de la bondad de Dios y de Su protección y pensó, “Si Dios es por mí, ¿quién podrá en contra de mí?” El rey lo miró de arriba para abajo y ha de haber pensado, “¡Éste está loco!” El rey quiso ofrecerle su armadura para ayudarle pelear contra el gigante. Sin embargo, David reconoció que la experiencia del rey no iba a ser su experiencia. Y agradeciéndole, dejó la madura donde estaba, agarró unas piedras de río y se refugió en las promesas de Dios y en sus experiencias pasadas con ese mismo Dios de Israel.
Dios le dio la victoria a ese joven pastor. Con la misma espada que el gigante iba usar para matar a David, este joven lo decapito a el.
¿Cómo podemos vencer en las batallas de nuestras mente y pensamientos? Haciendo memoria de cuanto Dios nos ama. Fortaleciéndonos en Su fidelidad y actuando por fe. No prestes oído a los comentarios de los demás... busca la palabra de Dios por usted mismo.
¿Como podemos ganar las batallas de temor, ansiedad, perturbación y encontrar salud mental? Ser curiosos de las promesas que Dios y lo que nos ofrece- tales como: PAZ, ACEPTACION, PERDON y SALVACION por medio de Jesucristo. ¡Haciendo memoria de cuanto Él te ama a tí! Fortaleciéndote en Su fidelidad y actuando por fe en ese amor. .
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